viernes, 4 de febrero de 2011

De penaS


Llevo tiempo con ganas de contar cosas, con ganas de expresar lo que me mueven las ilusiones.
Pero llega un día raro, hoy, y el peso de la responsabilidad/culpabilidad vuelve a exprimirme para sacar sentimientos otra vez grises.
"Mamá, no me gusta que te des besos. Y no me mientas. Porque yo oigo que os dais besos en la cocina".
Quería hacer las cosas bien, lo mejor posible. Quería hacerlas poco a poco. Llevo tiempo cultivando el cariño que germinó entre él y mis hijos. Muchos meses jugando a Zelda, comiendo en el Tony Roma's, compartiendo el Master Mind, viendo pelis...pero quizá el terreno no estaba preparado para sentir la puñalada.
Porque ella lo vive así. Lo quiere, pero no puede pensar que pueda ser un sustituto. Se debate entre el amor que siente por su padre y una persona ajena. Su padre saldrá siempre victorioso, querer a otro es traicionarlo.
He hablado mucho con ella. Trato de dejarle claro que nadie irá por delante de su padre en su pequeño corazón. Que el corazón es grande y elástico y dentro de él tenemos mucho amor para dar a más personal del que pensamos.
Le cuento como cuando estando embarazada de su hermano pensaba que iba a ser muy difícil querer a otro si ya ella ocupaba el 100% de mi alma. Pero siempre hay sitio.
"Ya, pero no me gusta"
Le explico que a todos nos gusta que nos quieran, que a mí también, y que cuando nos sentimos queridos estamos mas felices.
"Pero ya te queremos Juan y yo"
Y lo dejo. Porque veo que no está preparada. Y me duele. Me duele lo q pueda sentir mi hija, como si esa puñalada entrara en mi corazón y no en el suyo.
Me duele no poder querer en libertad. Querer con riendas, al paso.
No quiero que se confunda. No quiero que tenga que elegir. No puedo ser causa de su dolor.