jueves, 9 de diciembre de 2010

Maneras de sentir


De vivir y de querer.
Y es que como dice Fito, la vida es una manzana y en cada boca tiene un sabor.
Dicen que las parejas de diferentes clases sociales o de diferente nivel cultural no suelen funcionar. Dicen que al final las diferencias afloran y separan porque los vacíos no los llena el amor, que al final se extingue. Aún no tengo claro si yo soy de las que piensan así (aunque no sea políticamente correcto) pero lo que si tengo claro es que las parejas, para persistir en amor (hadas) han de tener parecidas formas de querer.
Porque no todos queremos de la misma manera.
Y al final, si la forma en que te quieren es muy distinta a como tu quieres, aunque al principio pueda atraer, o sorprender, termina por levantar sospechas y por hacer que no te sientas querido.
La razón de mi separación no ha sido otra que la de no sentirme querida. Una relación de 17 años, con un proyecto de vida y dos hijos, malograda por no sentirme querida. Un principio por mi parte tan lleno de amor, con tantas ilusiones, que tapaba su sequía.
Y ahora, después de separar los caminos, he comprendido que el sí me quería, pero de una forma muy distinta a la mía. De una forma válida, pero distinta, y eso me hizo desgraciada días, meses y años.
Él me quería sin besos, sin abrazos, sin caricias. Él me quería sin frases, sin te quieros, sin detalles. Pero me quería. A su forma. Espartana, seca, árida. Y yo me sentí rechazada, me sentí sola, lejos y sola. Y no me valió esa forma de querer, respetable como cualquier otra.
Y en mi camino se me cruzó un día la alegría. Mis ganas toparon con las suyas. Mis frases, con sus frases, y mis detalles con los suyos. Y como en cualquier principio creí que todo podía salir bien. Él también valoraba el afecto, el roce, las sonrisas y las palabras. Él también necesitaba mails y mensajes, llamadas y te quieros.
Sin embargo la templanza del tiempo me ha revelado una forma de querer también distinta.
Muy parecida a la mía cuando está, pero no siempre está. Y al principio era siempre o casi siempre, y sin embargo ahora es de vez en cuando o de vez en poco.
No sé si soy el kit kat de sus necesidades o si sus necesidades son el kit kat de mi compañía.
Me gusta su forma de querer, pero no siempre quiere. Quiere en los paréntesis de sus amigos, de sus cañas o de sus festivales.
Y cuando no quiere, pasamos tan rápidamente del todo al nada, que la inercia me hace llamarlo para encontrar una respuesta a sus silencios. "No pasa nada". Y sé que es así. Sé que para él no pasa nada. Estoy de fondo de armario y vendrá a mí porque me quiere. A su manera. Con un querer que va y viene, y que a la vez permanece, sí, pero que me hace insegura y triste otra vez.
Y me gustaría querer así, con menos intensidad , con mas vaivenes y menos dependencias.
Pero yo quiero constante. Yo quiero compartiendo. Yo quiero haciendo planes.
Y me temo que otra vez no va a valer. Mira que quería que valiese. Mira que tenía ganas. Y esperanza.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Sonriendo


Hoy luce el sol en Madrid. El cielo esta tan azul y el sol tan brillante que parece primavera, pero estamos en Diciembre y hay 1ºC de temperatura.

Yo acabo de llegar a mi despacho, he llevado a los niños al cole, cantábamos en el coche, ellos oliendo a Nenuco y yo a Light Blue, labios con gloss, colorete "Orgasm" de Nars, y una sonrisa de oreja a oreja. Saludo a madre Carmen y beso las caritas frías y sonrientes, escucho la radio en el Fiat 500, aparco en la -2, hay sitio, ficho y saludo con un guiño a Amaya. "Hija, tu siempre tan sonriente, que gusto"-me dice. Pero mi temperatura interior es aún mas baja que la atmosférica.

Tengo ganas de llorar, pero no me salen lágrimas.

Soy muy reiterativa, pero vuelven a ser ellos los que tiran de mí. La maquinaria y su bendita inercia.

Kiwis por la mañana, leches con cereales, uniformes, revisión de mochilas, chaquetas , guantes, bufandas. Patentes, aerogeneradores, alternadores, excéntricas, solicitantes, llamadas, más patentes. 27 hasta Bárbara de Braganza, vestuario, bikram yoga, sudor, ducha, 27 hasta Castellana 75. Coche a casa, ensalada o sandwich de máquina, frutas en tupper, bocatas de jamón con tomate, colegio, madres, charlas, merienda, patines, fútbol. Lavar manos, deberes, mas deberes, separar ropa blanca y de color, mochilas, preparar ropa nueva para el día siguiente, ordenar, ordenar, ordenar, limpiar zapatos, coser un botón, que hay de cena mami?, cocinar, no os peleéis, es que Juan, es que Lucía, duchas, pijamas, zapatillas, la cena esta en la mesa, dientes y pis, leer, rezar, besar , querer. Hay de todo en la nevera? Cuando era el médico de Lucía? , hay q vender las papeletas para el sorteo de Navidad de Juan, hay que sacar los billetes para irnos a Almería, tengo que llamar a IKEA: mi cama BRIMNES se ha roto y el somier se cae de la estructura. Tengo que teñirme las malditas canas, hay que pensar en los regalos de Reyes, como repartirnos su padre y yo. Falta Nescafé. A ver si me paso mañana por H&M y le compro una sudadera a Juan y un pantalón de chándal a Lu.

Pongo la tele, cojo una bolsa de anacardos y saco los kiwis de la nevera para mañana.

Nadie me llama. Me siento sola. Y triste. Decepcionada.

Sé que a pesar de sentirme así todo continuará como si nada.

Hoy inauguran una nueva tienda de Hackett en Jorge Juan. Yo , sin embargo, clausuro mi almacén de ilusiones.

sábado, 16 de octubre de 2010

De dos en dos.

Un par de reflexiones...o un par de pares.

Uno) Prefiero que me hagan daño a hacerlo yo. Me refiero a hacer pupita en el corazón. No hay peor sufrimiento que saberse culpable del dolor de alguien que te importa.

Dos) Creo que el amor no muere con la rutina, ni con la distancia, ni dejando de regar la macetita de vez en cuando. Creo que el amor muere en cada ilusión deshecha, en esa cena q no se puede hacer nopasanadayalaharemos, en ese viaje anulado a última hora noestanimportanteesquehavenidounamigo, en ese regalo que no llegó elañoquevieneestenohaypasta, o en ese cine inalcanzado otrodíaestoymucansao.

Tres) Al final lo que queda es lo que ellos te enseñaron con sus actos, no con sus palabras. Eso es lo que queda en el nucleo del alma. En el tuétano del ser. Gracias.

Cuatro) Nunca se para de crecer y nunca se deja de morir. Poesía de Fito.

lunes, 11 de octubre de 2010

aMARes


De nuevo me sumerjo aquí como cuando busco ese baño mañanero en el mar intentando limpiar todo aquello que me hace daño.
Necesito bucear. No oir nada salvo el silencio profundo del fondo del mar. Abrir los ojos y ver el sol desde abajo, atravesando la masa de agua y llegando hasta mí. Dar una o varias volteretas y observar lo mismo desde todos los ángulos posibles.
Necesito pensar que nada puede molestarme si no quiero.
Quiero las cosas limpias, claras, llanas, sin vueltas ni escondrijos, sin dobles caras.
De nuevo son ellos lo único que me motiva. De nuevo a hacer tostadas y a inventar un día que nos dé momentos para reír.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Smiling

Hoy he ido a correr después de muchas semanas sin hacerlo.
No tengo tiempo para hacerlo rutina, y me pesa, pero menos es nada.
El aire estaba fresco. El cielo luminoso. Pensaba en todo lo que sabemos y no aplicamos.
En mantener un dialogo interior positivo, en ver la botella medio llena, en visualizar siempre un final feliz.
Ríe, salta, canta, haz locuras.
Cuando mi hija esta enfadada, cuando entra en una espiral y ni ella misma sabe porqué, cuando sé que quiere salir de ahí pero su propio orgullo se lo impide, la abrazo, me agacho y pongo la cara a su nivel, mírame, le digo y le sonrío. Hazlo tú, eres mi espejo, le apunto, y ella, fuerza una sonrisa artificial, pero yo sigo, y al final me sonríe abiertamente, con sus dientes enormes desordenados, entre aparatos y dientes de leche, y nos abrazamos.
A veces basta con forzar una sonrisa en soledad para sentirnos mejor con nosotros mismos.
Cuando volvía de correr, bajo un enorme castaño, alguien había dejado una enorme pajarita de papel de periódico, toda derecha. Me ha hecho sonreír.
 

jueves, 9 de septiembre de 2010

Missing


Soy solo yo?
Cuando estoy enamorada pienso a cada instante casi siempre en lo mismo.
En él.
Veo una peli y me cuesta contener las ganas de compartirla.
Se me pincha una rueda del coche y deseo aliviar mi frustración contándoselo.
Pruebo un nuevo sabor de helado y he de hacerlo partícipe de mis sensaciones.
Y si corro, o si me duele la barriga, si la luna está espectacular o si hace un calor sofocante, si mis hijos me dan 14 besos, o si están insoportables, si no he hablado con mi madre o si me reí con un amigo.
Siento la irrefrenable y estúpida necesidad de compartir casi todo.
Él necesita parcelas. Yo sé q eso es bueno. Que la vida es un aburrimiento cuando sabes todo del otro, y que es necesario tomar perspectiva.
Mi movil esta tan mudo que duele.
Él esta lejos, explorando esas parcelas privadas a las que yo no tengo acceso. Me convenzo de que no hay nada extraño en ello. Me repito que seguro aporta aire fresco. Pero sigo sin entender que no exista esa necesidad de contacto, de compartir.
Y he de convencerme de que eso es tambien estar enamorado y amar a mares.
Soy solo yo?

miércoles, 18 de agosto de 2010

Salivando



Esta mañana me he levantado pensando en comer.
Con hambre verdadera. Ni ansiedad, ni gula, ni capricho, hambre-hambre.
Como la que notaba cuando daba el pecho a mis hijos, esa que me hacía sentir como Obelix relamiendo una pierna de jabalí a todas las santas horas.

Tenía hambre (esta mañana) y me hubiera comido casi lo que fuera. Me ha hecho consciente de lo que me gusta comer. El placer de comer, de degustar, de paladear.

Pensaba en la leche, que me encanta, fresca, blanca, opaca. Si es de la del día, un auténtico manjar. Unas tostadicas, de pan bueno...el pan, ay Dios, si es bueno! Tostadas con tomate restregao, sal y aceite. Tostadas con aceite y miel. Tostadas con mantequilla y sal. Tostadas con aceite y mermelada de moras que hace mi padre.

La tortilla de patatas. Cada uno tiene la suya. La mía es con patatas y cebolla fritillas, no cocidas, tierna pero no cruda, templada. Con tropezones de patata y cebolla doraditos....

Pienso en arroz, en paella, pienso en caldero, con aliloli.
Un guiso, unas lentejas, o un cocido, un potaje de garbanzos con espinacas.
Parece la canción de "Con las manos en la masa"...pero es que empiezo a tirar del hilo y me inspira una cosa tras otra.
Un gazpacho del bueno, una pasta al dente, cualquiera, con sofrito casero, con pesto, con parmesano lascado, con trufa olorosa.
Un solomillo con su sal crujiente, un chuletón, una dorada a la sal...el rape, ay madre el rape!

Y un plato de papas fritas con huevos? Hay algo mejor?... Es lo que quería poner en mi boda, pero me convencieron que no era lo adecuado.
Por que no me convencieron de que otras cosas tampoco eran las adecuadas?

Un habitas tiernas, unos boquerones fritos, un bocata de calamares, un bocata de tortilla en el campo...

Que gusto disfrutar de todo. Que gusto de verdad.

Es que me gusta la pizza, la fina italiana y la guarrindonga del Domino´s, y el Big Mac, y el Whopper.

Y del helao ya ni hablamos...Mi Häguen del alma, o el de yogur, chocolate, turrón...

Un tiramisú de calidad, con el mascarpone y el cacao, una tarta de queso, notodas, eh?, que para esto soy mas especial, ayyyyy y se me viene a la mente las croquetas, esas croquetas que hace mi hermana.

Unas carrilleras, o unas fabes con almejas. Jamón, brillante y oscuro, jamón y pan con ajo restregao. Un sofrito de tomate, cuando el aceite sube arriba, con su albahaca...

Todo me lo como. Siendo de calidad, habiéndose preparado con cariño, alimenta mi espíritu.

jueves, 12 de agosto de 2010

Swinging


Un 12 de agosto corro en Aguadulce (Almería) a las 7:50 de la mañana.
No estoy bien, emocionalmente me refiero, pero decido correr para aliviar mi alma.
No hace calor, tampoco fresco. El camino transcurre paralelo a la playa, primero el paseo marítimo, y luego un carril bici que lleva de Aguadulce a Roquetas.
El sol esta casi tocando el agua, anaranjado, y el mar y el cielo tienen el mismo color, un azul tan pálido y claro q parece casi blanco.
Empiezo a sudar. En el Ipod, el aleatorio de canciones parece animarme lanzando canciones con significados especiales. Intento no llorar.
Hay gente corriendo, no demasiada, hay mas andando, casi siempre en grupos, señoras mayores, gente con perros.
Paso de una cosa a otra en mi cabeza, cosas absurdas y cosas importantes. Me viene a la cabeza Haruki Murakami "De que hablo cuando hablo de correr" (gracias Víctor).
Pienso en la carta que he escrito a mi madre al ser incapaz de hablar con ella. Pienso en lo que me duele su silencio, la falta de un comentario o una respuesta.
Es dificil transmitir que no podía seguir viviendo día tras día el desamor, que la ausencia de afectividad cotidiana puede destrozar una relación.
Pero eso lo aguanta todo el mundo. Y yo debo ser una caprichosa.
I found my love in Portofino, me dice Pink Martini desde el Ipod. Y yo aguanto con muecas las ganas de llorar y me seco el sudor con la mano, si es que eso es posible.
Tan dificil es entender que lo único que quiero es amor continuo? Amor a mares. Amor abierto 24 horas?
No quiere hablar. Pues no hablaremos.
Doy la vuelta y una imagen, desde lejos, capta mi atención. A medida que me acerco y corroboro lo que había intuído una sonrisa se dibuja en mi cara sudorosa.
Corro por el paseo marítimo, a la izquierda palmeras y banquitos, a la derecha la arena de la playa, el mar y el sol, la playa vacía, son las 8:20, en la propia arena de la playa hay un parque infantil, un tobogán, dos columpios y un sube y baja. Alguien se columpia, y no de una forma suave, sino con ímpetu, de una manera aniñada. Es una señora, de unos 50-60 años, de las que andan, sola.
Me gusta la escena. Es un guiño?
Así lo tomo. Me siento fuerte, aún quedan unos 5 km, pero me siento volar.

viernes, 28 de mayo de 2010

Sin título.

Ayer me propongo no esperar y a las horas estoy incumpliendo mi propuesta.
Y me vuelvo a decepcionar por esperar cosas que no llegan.
Detalles inexistentes. Palabras huecas.
Cuentos de lechera.
Vivir planeando, ese es el secreto. Sin profundizar. Sin levantar el vuelo.
Planeando sobre la superficie.

jueves, 27 de mayo de 2010

aPrendiendo

Un año retro me espera.

Empezando en el Licor 43 y terminando por la Fórmula 44.

Es decir si me inspiro en esta chorrada vagaré entre el espejismo alcoholico y las toses prematuras.

A tono con todo. Será verdad?

Se me hace raro cumplir cuarentaytres, pero no me asusta. Me siento mujer ahora. Llevo sufrimientos en mi alma pero ilusiones infantiles que me empujan a un futuro azul.

Ayer planté las jardineras de mi nueva terraza. Saqué la tierra vieja, la rastrillé, la removí. Sudé la gota gorda de rodillas con todo el sol del oeste acompañando mi entusiasmo. Las uñas llenas de tierra negra. La elecinco (L5 vertebra lumbar nº 5) recordándome que esa no es mi postura. Dos laureles, dos romeros, dos tomillos, dos lavandas, dos hierbabuenas, 6 tomateras, una frambuesera y una arandanera... Me falta albahaca y un pequeño mandarino.

Un saco enorme de tierra nueva. Sustrato universal. Mis hijos aplástándola con sus manitas de estreno. Y todos con la ilusión de que prenda.

Que nuestra vida prenda.

Me he propuesto cultivar la alegría y esperar nada. A ver si lo cumplo.

jueves, 20 de mayo de 2010

El sueño va sobre el tiempo...


Cómo disfruté ayer.

Miércoles. Nada parecía que podía hacerlo especial.

Cierto es que en el trabajo conseguí acabar una patente que llevaba enquistada mas tiempo del que debía. Autobús hasta Colón. Clase de yoga con todas las niñas y niños guapos , pijos con aire bohemio y alternativo que te hacen parecer demasiado normal , demasiado corriente. Bus a la oficina, sandwich de la máquina y al cole a por los cachorros.
Compartí con ellos una merienda de manzanas y fresas mordisqueadas del propio paquete comprado en el Corte por las prisas de no poder pasar por casa. Un trozo de pan y una bolsa de mini Babybell. Los tres fuimos cómplices de ese momento gastronómico distinto, que hizo que pudiéramos contarnos las aventurillas del día. Bajo un árbol del propio cole, con un sol y una luz que abría el alma mas cerrada.

Es ahora , al recordarlo, cuando noto que ya el día de ayer estaba tocado con una magia especial.

En casa dimos una vuelta al significado de las llanas, agudas y esdrújulas, dos toques de flauta y un crucigrama del libro de inglés. Poca cosa.

Exhibición de gimnasia en la chaise-long del sofá nuevo. Ensayaron , mientras yo preparaba la cena, acrobacias al ritmo del "aleatorio de canciones" del Ipod en un altavoz, y sobre la piel del sofá que redecora mi nueva vida.

Cenamos tomates al horno, espinacas rehogadas, huevos fritos y tortillas mexicanas (sobrantes por supuesto) rellenas de ..."que hay en la nevera?"queso edam y jamón serrano con un golpe de micro. Cena ecléctica, sí, eso es.

Había paz ayer, en nuestra nueva casa. Cambiamos las hojas a los gusanos de seda.

Dientes, un pis y a la cama. Lucía lee a Juan un capítulo del Pequeño Nicolás. Yo escucho. Y los miro. Y los admiro por aceptar la vida que yo les voy marcando sin querer queriendo. Y pienso y espero que algún día me perdonen por hacer que sus padres sean ahora una dicotomía.

Besos, mas besos y a dormir.

Yo comienzo ese trozo de día que me pertenece solo a mí. Hoy no quiero helados, ni anacardos, ni galletas. Me preparo un te y cojo la tableta de chocolate. Pongo la tele. Hay poca cosa. Picoteo de canal en canal. Acabo en la dos. Un niño gitano me atrapa con su silencio y su mirada. Con su ingenuidad disfrazada de mayor. Carismático.

Sin saberlo, sin quererlo, sin esperarlo desemboqué anoche en una película que me hizo DISFRUTAR. Que dibujó en mí una sonrisa permanente. Una joyita escondida en la 2 un miércoles del mes de mayo.

Yo no la conocía. "La leyenda del tiempo" de Isaki Lacuesta. Como el álbum de Camarón. Porque va de Camarón.

Con un niño gitano que tiene un toque de Holden Caulfield y que te atrapa desde el minuto uno. Con el mar, con flamenco, con los japoneses, con los tatuadores.....que peli tan bonita.

Sin pretensiones. Muy humilde. Como me gustan las cosas.

Gracias a quien sea, por hacer de ayer un día tan especial.

viernes, 14 de mayo de 2010

Disfrutando


Creo que hay dos cosas que tienen el poder de transportarme a cualquier tiempo y lugar. Como si de una máquina del tiempo se tratara. Una es la música. Porque me ha acompañado siempre. Y cada tiempo, cada estado, lleva asociado una melodía coetánea a unas sensaciones muy particulares.

Otra son los olores. Esos olores presentes y a veces imperceptibles, que al volver a evocarlos tienen un poder inesperado.

Asociadas ambas cosas a dos sentidos secundarios pero muy directos al corazón.

Creo que el primer olor que tengo aún en mi memoria es el de un potito que tenía una etiqueta azul. Debía ser de flan, o de algun tipo de crema inglesa. Revivirlo es ir tan atrás que casi me da miedo. Y es el olor, y no el sabor, el que tengo en mi archivo personal.

Olores tan extraños como el de una botellita alargada de calcio que nos daba mi madre, dulce, espeso y níveo.

Me gusta ejercitar la memoria olfativa e imaginar que están delante de mí, percibir los matices lo mas posible.

Hay olores preciosos que asociados a mi infancia, aún hoy los encuentro y me hacen sonreir, como el aroma de la higuera, con su savia lechosa, el olor del mar, el de las cañas, el olor de los dátiles verdes y el olor del tallo de las margaritas y el de las amapolas.

Hay otros que están solo en mi memoria y no los he vuelto a percibir. El olor del fango que sacábamos con mi padre al principio de cada verano al limpiar la piscina, el olor de los cabos que sujetaban la vela al mástil del optimist, salado, húmedo y duro. El olor del regazo de mi abuela agrío dulce y salado, y que tiene el poder de humedecer mis ojos. Era ese un aroma no demasiado agradable, pero lleva de la mano sus caricias y me da tanta ternura, que es casi el más conmovedor.

Quien no recuerda el olor de las gomas de nata, o el de los libros nuevos del cole. El del plástico de las muñecas o el de los chicles bazoka. El olor caliente de las fotocopias, y el del pegamento Imedio.

En fin , quizás presto demasiada atención a este mundo de los efluvios, pero es que me hace disfrutar tanto!

El olor de las sábanas limpias, o el del aceite aun templado con un par de dientes de ajo, el sofrito de las lentejas, o el de la pizzería de El Consigliere. Tengo que controlarme por que todos los aromas se agolpan queriéndo salir y podría continuar hasta el infinito.

No todo es agradable porque hay olores que rechazo y no quiero evocar, como el del tabaco mezclado con el coche, como cuando mi padre fumaba mientras viajábamos, o el olor que se queda en las manos después de trajinar con monedas, el olor de los frenos en el tren, o el olor del metro. El olor de la carne cruda y templada o el de la boca de un perro que teníamos.

Hace unos años me tope en Inglaterra con Lush. Una tienda de jabones y productos cosméticos naturales que hace un tiempo aterrizó en España para llenar mi vida de pequeños placeres aromáticos. Disfruto más comprándome estos caprichos cotidianos que yendo a la última moda.

Y es que ducharme con 13 (es el nombre de un jabón) que huele a orégano y rosa, untarme de crema, o empapar mi pelo de crema suavizante de naranjas y tomillo, es para mí un orgasmo olfativo.

Siento ser tan pesada.

Hoy me ha dado por ahí.

La lavanda, el tomillo, el olor de una chimenea, la piel de mis hijos, el pelo de mis hijos, los pijamas de mis hijos, el café, las tostadas, el amor, los jacintos, el azahar del limonero de mi padre, la cáscara de los limones de mi padre, los membrillos, el pan recién hecho, la ducha del ser amado....


miércoles, 12 de mayo de 2010

In the mood for love...

Otra vez triste...sacando ilusiones de una chistera oxidada, ilusiones q intentan motivarme y no lo consiguen.

Me dicen que las cosas no son del color que las veo yo.
Soy un bicho raro. Quizá soy demasiado soñadora, idealista. Aunque siempre vaya con mi disfraz de pies en la tierra, de realista consumada, en el fondo tengo la esperanza, o la certeza de que existe el amor con mayúsculas, de que voy a encontrarlo, y ese es casi el motor de mi existencia.

Que triste no? Que ingenua! Cualquiera que me conozca sabe que siempre digo que el único amor eterno es el amor imposible, o que todo lo que empieza acaba, o que todo pasa y todo llega...pero muy en el fondo de mí, creo en el amor, y en cada relación, que han sido muy pocas, he puesto alma y corazón pensado que era la buena.

Que putada es querer y notar que el otro no siente lo mismo. Que putada es notar que la ilusión inicial se va perdiendo entre lo dedos como el agua del grifo. Como duele recordar momentos alegres y verificar que no han sido solo ilusiones tuyas. Que hubo momentos en que el otro te buscaba, en que te seducía...Como duele haber destrozado esa muralla que un día levantaste contra el dolor, esa muralla protectora que construiste para que nunca nadie más volviera a hacerte daño. Pero alguien apareció e hizo que fueras quitando ladrillitos, hizo que volvieras a confiar, hizo que mostraras tu ser desnudo, vulnerable e imperfecto y que pusieras toda la carne en el asador.

Por que no seré yo capaz de guardar un poquito?, porqué , sabiéndolo como lo sé, no soy capaz de mostrar solo la mitad de mis cartas? Por qué espero? Por qué me ilusiono? Por qué confío? Por qué me levanto después de caer?
Son las desilusiones las que matan el amor. Esperar algo que nunca llega es desandar mucho del camino.

Me gusta reír, casi lo que más, y me gusta besar. Me gusta mirar y acariciar. Me gusta sentir. Porqué es tan difícil encontrar algo que sea recíproco en un 50%??? No quiero querer más de lo que me puedan querer a mí...Estoy harta de desengañarme! Y no quiero a alguien que me quiera más de lo q yo lo pueda querer...Porqué no nos hicieron de dos en dos? Porque existe el amor (la necesidad de querer y ser querido) si es tan difícil consumarlo?
Que hartura de vida!!! Me rebelo aún sabiendo q no hay otro método, que esta imperfección es la que nos hace crecer. Hoy me rebelo en una pataleta infantil.

Quiero poder querer sin ocultar mis sentimientos, quiero darme por entero sin miedo a que me hagan daño, quiero saltar en la cama y tirarme a horcajadas sobre alguien que me sonría, quiero bailar y sentir una mirada cómplice, quiero mirar la tele de la mano de alguien, quiero que me llamen, que me busquen, que me pongan mensajitos, quiero cocinar para alguien y comer , y beber vino, y hacer el amor y que me abracen y no me suelten nunca, hasta que me muera. Me da igual q sea imposible, yo seguiré creyendo mi cuento repleto de momentos alegres, imperfectos, y cargados de sentimientos.

lunes, 26 de abril de 2010

Desnuda


Y es que me he ido despojando de casi todo, y se hace dificil, incómodo, andar así vulnerable a las miradas de la gente arropada en sus propias prendas, como en un sueño que nunca acaba.

El 15 de abril, en un día mojado del mes de las mil aguas, estrené casa de alquiler. Vacía, hueca, ajena.

Llevo una semana tratando de que esta nueva casa forme hogar, para mí, para mis cachorros que la habitan de lunes a viernes, y no, aun no lo consigo.

Todo es nuevo, duro, distinto. Falta lo viejo, lo mullido, lo de siempre. No nos hallamos en el baño, ni en la cocina, ni en el sillón. Cristalizo mi sonrisa con ánimo de transmitir la ilusión a mis pequeños, pero las cosas que no son de verdad terminan aflorando.

El otro día volvía del trabajo y aparecí en mi casa, en la de siempre, sin querer. Y es que me cuesta desviarme del camino que he surcado durante 22 años.

Me he despojado de mi casa, algo a lo que no creía estar tan apegada.

Me he despojado de mis hijos, dos días y medio por semana, y duele muchísimo más de lo que había llegado a imaginar.

Y casi sin pensar en ello, me he despojado casi por completo de mi vida, de mis costumbres, de mi barrio, de la Dehesa de la Villa. Mi querida Dehesa que me ha dado tanta paz. Paseos llenos de luz, de sosiego.Y la echo muchisimo de menos porque entre tantas cosas importantes no había caído en estas pequeñas cosas que han configurado mi vida.

Me siento desnuda.

Despojada de todo lo mío.

Llevo una semana llorando y arrepintiéndome de los costes que acarrean mi decisión.

En breve, además, me despojan de otras costumbres que me daban chispitas de ilusión.

Me queda algo más que mi propia desnudez?

lunes, 22 de marzo de 2010

Parte de mí...



A veces las renuncias abren camino a amores eternos.


Yo daba clases de tenis con mis hermanos en un club privado. A mi hermana se le empezó a dar genial. Mi madre siempre me contaba que mi hermana tenía celos de mí porque yo hacía todo bien, sacaba muy buenas notas en el cole, era muy deportista...en fin, chorradas, que no creo q fuesen tan ciertas pero que a mí si que me acomplejaron.
Dado que había una cosa, el tenis, en la que ella despuntaba, dejé de ir a clases. Me metí, por casualidad, en el equipo de atletismo del cole. Empecé a correr. Me gustaba. Y se me daba bien.
Pero ese fervor adolescente, que me trajo copas y medallas, fue la puerta hacia una relación mas pausada e intensa a la vez.
Correr por placer.
Solo necesito un par de zapatillas y música. Mi otro gran amor.
Corro cuando la rabia y la impotencia me acelera , cuando la tristeza me ahoga.
Corro cuando la felicidad me desborda y siento alas mas que pies y corro para dar salida a toda esa euforia. A veces he corrido llorando, a modo de catarsis, calmando y acunando mis tormentos, y también he corrido aguantando las ganas de cantar. He corrido preocupada, ansiosa, melancólica, culpable. Y siempre me ha hecho bien. Pocas veces me ha decepcionado.
He corrido en plenos exámenes para despejarme y he corrido para romper la rutina de mi vida, he corrido buscando inspiración y he corrido cuando trabajaba mas horas que vivía. He dejado de correr en mis embarazos, y he vuelto a retomarlo con mis bebés. He corrido cuando me sentía gorda como una vaca y he corrido cuando me sentía más fuerte que Sansón.

Corro cuando empieza el otoño, cuando el aire del verano se va volviendo frío. Cuando el viento se va llevando las hojas secas y la Dehesa se torna roja marrón y amarilla.
Corro cuando los días son grises, cuando la luz del invierno se vuelve blanca...cuando el aire que entra en los pulmones es tan frío que casi duele. Corro con las manos y nariz cristalizadas , y cuando la lluvia parece lavar y purificar mi alma. Corro a veces hasta en blanco nuclear, cuando la nieve hace sublime el paisaje de postal.
Corro cuando se empiezan a ver yemitas verdes en la punta de los almendros, y cuando éstas yemas se vuelven flores, cuando el árbol del amor con su rosa fucsia, me inspira a casi todo. Corro cuando se empiezan a ver insectos, cuando chocan los abejorros y las mariposas van de dos en dos. Corro en esos días luminosos de primavera, cuando el cielo es más azul que nunca y la temperatura es perfecta.
Corro cuando todo es verde y cuando el aire se va volviendo caliente. Cuando huele a pino y la Dehesa se va secando con el verano. Corro cuando somos cuatro gatos sudando a 40 grados, y tu propio sudor refresca y alivia esa pesadez.

Vinculado mi espíritu siempre a la Dehesa de la Villa y temporalmente a mi playa almeriense, desierta, mediterránea y soleada.
He corrido a veces sin ganas también, poniéndome las zapatillas casi sin pensar lo que hacía, y ha habido veces, en las que me he rebelado. En las que no he querido correr, solo porque no me apetecía, y como una amante orgullosa, he dejado pasar días creyendo que no lo necesitaba, que estaba mejor así, para luego darme cuenta que sin correr no soy ni la mitad de mi persona.
Corro y siento.
Corro y huelo.
Corro y estoy a solas con mi música.
Corro y planifico, reflexiono, me tranquilizo y me evado.
Siempre he pensado, además, que las personas que me quieren, aparecen mientras corro.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Nanomundo


Vivo en un microcosmos. En un nanomundo. En el pequeño universo de los detalles, de las nimiedades y pequeñeces. Es lo que me llega, lo que me atrapa, lo que me aleja también.
Voy con él, en el coche, suena una canción, y en el semáforo tira del freno de mano, abre la puerta, sale, viene corriendo hacia la puerta del copiloto donde estoy yo, me saca a bailar, reímos, y vuelve al volante...conquista mi alma casi por entero. Ese beso inesperado en la mejilla aparece para darme luz en la rutina, o aquel brindis que me incluía en casa de sus amigos. Esa canción que vuela en un gmail, o que suena con una mirada en el coche. Sms's que me hacen sonreir en soledad o un tequiero en una servilleta del bar. Me nutro de los detalles y de los pequeños momentos.
Es un mundo pequeño, el mío, y a veces necesito recordar que hay que tomar perspectiva, ver el conjunto. Pero por que? si el conjunto lo forman esos momentos y esos instantes, de nada me sirven las intenciones, las grandes propuestas o los hábitos predecibles.
Me hacen sufrir tambien los nanocomportamientos, esa mirada inoportuna, ese rechazo telefónico, un bostezo, o esas preguntas esquivadas. Una tarde vacía de contactos, un gesto excluyente, una mirada al reloj.
Y no hablo solo de relaciones sentimentales. Me ocurre con mis hijos y en el trabajo, con los amigos y con mis padres. Soy de miradas, de abrazos, de dibujos, de llamadas, de comidas, de paseos y de sonrisas.
Me sobra lo grande.

Vivo en un mundo en escala menor, donde lo pequeño tiene gran importancia.

jueves, 28 de enero de 2010

D2


Dos no pelean si uno no quiere ...
y dos no se pueden amar si uno no lo siente.
Así de simple.
Escuchar una canción cómplice es algo de dos.
Mirarse a los ojos y traspasar es algo de dos.
Conversar es algo de dos.
Discutir es algo de dos.
Hacer el amor es algo de dos.
Abrazarse es algo de dos.
Buscar un destino común es algo de dos.






martes, 26 de enero de 2010

DieciDios.


A ver si soy capaz de escribir esto sin que suene demasiado ... freaky.

Por una parte me resisto a darle salida, pero, que narices, no escribo un blog para hablar del tiempo, me gusta volcar en él vísceras y entrañas. El anonimato te hace valiente, pero cuando detrás hay un nombre todo son complejos.

Supongo que todos tenemos días de esos en los que te sientes la única persona que habita el planeta. O quizá no. Quizá unos más que otros tenemos esa sensación de soledad, de incomprensión y de fracaso.

A mí viene ocurriéndome desde los "diecis" (No existe la palabra teenager en español, asi es que me invento los diecis para denominar la época de los dieci6, dieci7, dieci8...)

Mis recuerdos me llevan a ese momento íntimo entre las sábanas, en el que solo habitan los desencantos y tu propio ser, el desconsuelo y a la misma vez el bendito refugio de la soledad.

Como me educaron creyente, y aunque la vida, con el paso de los años, me ha ido haciendo menos ingenua, en los "diecis" me inventé consuelo para esos momentos de abatimiento desgarrador.

Me enseñaron que Dios nos quiere, nos perdona, y así lo imaginé siempre. Imaginé que Dios era alguien que entraba en mi cama y me abrazaba. En esa postura fetal que adoptaba en los momentos de pura mierda, me imaginaba en el regazo de alguien grande que me abrazaba con abrazos apretaos. Lo imaginaba tan tan bien que sentía la presión en todo mi cuerpo.

Y me reconfortaba.

Me aliviaba.

Muchísimo.

Mi madre nunca nos abrazó.

Y los abrazos son medicinas para el alma.

Desde que tengo hijos no ha pasado ningún día de sus vidas sin que los abrace. Y ellos ahora me abrazan a mí. Y cada vez menos tengo que buscar el abrazo etéreo de ese Dios de mis diecis.

Aunque sigo haciéndolo.

lunes, 25 de enero de 2010

Filosofía, no barata, sino tirada.


Estamos de rebajas. Acabando ya. En las segundas o terceras. Chollos, gangas, ofertas... Las formas de pensar también están a la baja. Filosofías de vida a precio de saldo.

Y es que últimamente, al sentirme juzgada, me había propuesto eso tan difícil que es no juzgar a los demás.

Siempre he pensado que las cosas no son como nos parecen ser, que vistas desde el otro lado siempre contienen un matiz que no llegamos a albergar. Soy bien pensada por naturaleza. Si alguien no me saluda por la calle pienso que se olvidó las gafas, que anda despistado o que va inmerso en sus pensamientos. Tiendo a refugiarme en el bien ajeno, quizás como un medio de defensa para ser menos vulnerable.

Hasta ahora pensaba que si conociésemos bien el otro lado, y con esto me refiero a otro ser humano, a las personas con las que interactuamos, si lo conociésemos bien, tenderíamos a pensar y a actuar como lo hace ese otro. Porque tiene unas circunstancias determinadas, una vida, una forma de pensar como consecuencia de unos hechos vividos. Vamos, que ponerse en los zapatos de la otra persona significa, no solo ponerse en los zapatos, sino ponerse el mismo traje, las mismas bragas, vivir en la misma casa, tener los mismos problemas...

En fin, que divago (estamos de rebajas, recuerden), que ahora, esa ausencia de juicio por la que he abogado siempre, se me antoja misión imposible.

Al final, sufrimos decepciones porque medimos con nuestros parámetros las acciones de los demás.

Y si un amigo no hace lo que esperamos de él. Lo que pensamos que nosotros haríamos por él, nos sentimos tristes. Aunque lo escudemos y nos empeñemos en no juzgar.

Si la persona amada no reacciona conforme a tus expectativas, aunque hayas luchado por no creártelas (las expectativas), se produce un vacío de amor porque piensas que no eres correspondido. No quiero juzgar, pero juzgo.

Porque tenemos una forma de actuar y tendemos a pensar que esa forma es la correcta, y queremos que nos correspondan con esa misma forma de pensar y actuar.

En fin, la vida es un asco. A veces.

Y lo único que la salva es el AMOR, y solo el incondicional.