jueves, 20 de mayo de 2010

El sueño va sobre el tiempo...


Cómo disfruté ayer.

Miércoles. Nada parecía que podía hacerlo especial.

Cierto es que en el trabajo conseguí acabar una patente que llevaba enquistada mas tiempo del que debía. Autobús hasta Colón. Clase de yoga con todas las niñas y niños guapos , pijos con aire bohemio y alternativo que te hacen parecer demasiado normal , demasiado corriente. Bus a la oficina, sandwich de la máquina y al cole a por los cachorros.
Compartí con ellos una merienda de manzanas y fresas mordisqueadas del propio paquete comprado en el Corte por las prisas de no poder pasar por casa. Un trozo de pan y una bolsa de mini Babybell. Los tres fuimos cómplices de ese momento gastronómico distinto, que hizo que pudiéramos contarnos las aventurillas del día. Bajo un árbol del propio cole, con un sol y una luz que abría el alma mas cerrada.

Es ahora , al recordarlo, cuando noto que ya el día de ayer estaba tocado con una magia especial.

En casa dimos una vuelta al significado de las llanas, agudas y esdrújulas, dos toques de flauta y un crucigrama del libro de inglés. Poca cosa.

Exhibición de gimnasia en la chaise-long del sofá nuevo. Ensayaron , mientras yo preparaba la cena, acrobacias al ritmo del "aleatorio de canciones" del Ipod en un altavoz, y sobre la piel del sofá que redecora mi nueva vida.

Cenamos tomates al horno, espinacas rehogadas, huevos fritos y tortillas mexicanas (sobrantes por supuesto) rellenas de ..."que hay en la nevera?"queso edam y jamón serrano con un golpe de micro. Cena ecléctica, sí, eso es.

Había paz ayer, en nuestra nueva casa. Cambiamos las hojas a los gusanos de seda.

Dientes, un pis y a la cama. Lucía lee a Juan un capítulo del Pequeño Nicolás. Yo escucho. Y los miro. Y los admiro por aceptar la vida que yo les voy marcando sin querer queriendo. Y pienso y espero que algún día me perdonen por hacer que sus padres sean ahora una dicotomía.

Besos, mas besos y a dormir.

Yo comienzo ese trozo de día que me pertenece solo a mí. Hoy no quiero helados, ni anacardos, ni galletas. Me preparo un te y cojo la tableta de chocolate. Pongo la tele. Hay poca cosa. Picoteo de canal en canal. Acabo en la dos. Un niño gitano me atrapa con su silencio y su mirada. Con su ingenuidad disfrazada de mayor. Carismático.

Sin saberlo, sin quererlo, sin esperarlo desemboqué anoche en una película que me hizo DISFRUTAR. Que dibujó en mí una sonrisa permanente. Una joyita escondida en la 2 un miércoles del mes de mayo.

Yo no la conocía. "La leyenda del tiempo" de Isaki Lacuesta. Como el álbum de Camarón. Porque va de Camarón.

Con un niño gitano que tiene un toque de Holden Caulfield y que te atrapa desde el minuto uno. Con el mar, con flamenco, con los japoneses, con los tatuadores.....que peli tan bonita.

Sin pretensiones. Muy humilde. Como me gustan las cosas.

Gracias a quien sea, por hacer de ayer un día tan especial.

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