sábado, 14 de mayo de 2011

Pequeñeces






Jueves noche después de una semana dura.
Semana que iniciaba con un lunes luminoso que se apagó al mencionar al padre de mis hijos que estaba interesada en una casa y quería la mitad de la mía.
Semana de caída en vertical , agarrada a las cornisas, usando las puntas de mis pies de gato, tratando de mirar hacia arriba y no pensar en el precipicio a mis pies.
Jueves solitario y lloroso, niños acostados, tratando de no pensar en la ausencia de contactos de quien se encuentra instalado en mi corazón.
Malveo supervivientes, tratando de reír y distraerme. Intermedio, cambio a la 1, paso por la 2, espera..es Coldplay..a ver. Oigo a Chris Martin y me quedo atrapada. Su sonrisa al explicarse con gesto tímido hace florecer la mía. Me engancha el documental. Hasta entonces me gustaba Coldplay porque es una buena banda, y porque en música me gustan muchas cosas, en realidad todo lo que es bueno.
Sin embargo ahora me enamoré. Me gustó tanto ver a gente normal .... Me enamoré de ese chico educado, que no se apea de su propia sonrisa al expresarse, me enamoré de la humildad, del proceso creativo, de las ganas de mejorar y del talento. Me enamoré del trabajo que hacen en equipo, del respeto, de la fidelidad y del esfuerzo.
De la normalidad.
Que gusto. Y ese documental (Viva Coldplay) salvó mi jueves.
Así de tonto y de simple, porque a mi me hunden las pequeñeces y me salvan gestos de igual o menor tamaño.
Recuerdo cuando oí por primera vez la voz de Ramil en un casting de OT, mientras fregaba cacharros, o esa peli empezada que enganchas entre semana y te estremece, un anuncio, una llamada inesperada o un gesto del destino que se cruza en el camino.
Viva la vida.

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