jueves, 23 de febrero de 2017

Vuelvo


Han pasado casi cinco años desde mi última entrada. Cinco años. Y tengo miedo de empezar, de que comiencen a salir lágrimas y no ser capaz de parar, al igual que en esa escena de "Como agua para chocolate".
Han pasado muchas cosas. Ha muerto mi padre, han finalizado relaciones y he comprendido que tengo una enfermedad degenerativa.
Mi corazón es una olla a presión, pero me ha dado tiempo a apagar el fuego y a ir dejando salir el vapor poquito a poco hasta que ya no sale nada. Ahora puedo abrir la tapa, y  ver que encuentro.
Hay un gran vacío sin su presencia. Vacío hasta de palabras, que parecen ser incapaces de expresar lo que siento. Eso sí, sé que ese vacío está dejando espacio para que crezcan y germinen todas las semillas que él plantó con sus hechos.
Las cosas que antes parecían eternas, ahora sé que han finalizado, y eso, me empuja a no retrasar ni posponer su práctica.
Me he reconstruido, sobretodo mental y emocionalmente. He aprendido a andar segura de mi misma y ahora soy absolutamente consciente de que si me caigo, se levantarme sola.
He aprendido que todo pasa y todo llega, que si no ponemos una sonrisa y cierta ilusión, la vida puede ser un sitio en el que encontrar la motivación es difícil.
He descubierto que no hemos venido a obtener cosas sino a darlas, y que lo bonito es crecer.
Y no se crece siempre alegremente, sino a base de palos y cicatrices, pero a veces también con luz y sol.
El amor es lo que me mueve y me moverá siempre.
Mis hijos ocupando el número uno del ranking, y esa persona que no sé si existe, como ilusión casi virtual.
Pero amor también hacia mis amigos, con sus defectos, con lo que me saca de quicio, pero con esos momentos irremplazables que me brindan. Amor a la naturaleza, y a correr, y a cocinar, y a comer, y a leer y a ver una serie o una peli de esas que te pellizcan el alma. Amor a bailar y cantar y sobretodo a sonreír.
En un momento bajo ahora por encontrarme ante el precipicio del fin inesperado de una relación.
Una relación de esas que nació de un match en Tinder para convertirse en una reconstrucción de vidas incompletas y ajenas a uno mismo. Puzle de piezas que no encajan del todo pero que desean hacerlo.
Al menos ahora sé que me recuperaré. Sé que se sale. Sé que no me importa que el otro no haya sido sincero, o que se haya aprovechado de mis sentimientos. Duele, pero no me importa porque lo que me importa soy yo, y lo que he sentido y saber que he actuado desde la ilusión y las ganas de dar.
Y el que venga detrás que arree.

No hay comentarios:

Publicar un comentario